06 mayo, 2013

John


Vivir es fácil con los ojos cerrados; me dijo en una de mis canciones favoritas.
Y no hay nada por lo que preocuparse.

La mayoría de sus canciones hablaban de amor, pero cuando John escribió campo de fresas por siempre ya había venido a Andalucía. Su pelo estaba recortado y sus canciones... bueno, en realidad no tengo muy claro de qué hablaban. Pero su psicodelia siguió enamorándome. 

Recuerdo la última vez que el lloriqueo me arropó. Porque John no estuvo aquí,  en la calidez de mi jadeo. La lluvia temía salir y se obstruía al borde de la electricidad. Quedándose a medias, en un quizás. Sin un rayo, sin un sol, sin emoción. 

El invierno asolaba su fuerza y me dejaba ensimismada en la desidia,
en la inercia  de los segundos.